Nosotros no hemos cambiado; somos igules a lo que eramos en el siglo ocho... ¡Ojalá! que ustedes consintiesen en volver a ser lo que fueron de antaño, cuando los dos estabamos unidos en la fé y en la comunión Alexis Khomiakov (poeta ruso, cuyo trabajo mayormente fue religioso)
Es difícil pensar que alguién en la cultura de occidente, y sobre todo, en la puertorriqueña pueda optar por convertirse a la Ortodoxia. Es cierto, que nuestra sociedad pone cosas de frente que a veces nos hacen pensar que es más fácil sucumbir pero a pesar de todas ellas, para mí ha sido mejor apegarme a mi fe. Quizás es que el concepto que la mente boricua tiene sobre un religioso es la nefasta figura de Wanda Rolón o de Rodoolfo Font, o quizás una menos nefasta pero aún así política como la del Arzobispo de San Juan, Monseñor Roberto González. Siempre que uno admite que es cristiano, mucho más en un ambiente académico es seriamente cuestionado y hasta algo rechazado. Yo pienso que esas actitudes, caen igual que los de aquellos fanáticos religiosos intolerantes que no respetan ni aceptan ninguna fe o ningún acto que vaya más allá de lo que ve su fe. Ahora, para entrar en contexto, me imagino que se preguntarán ¿Qué es la Fe Ortodoxa de la que hablas? ¿Como llegaste a ella?
Desde siempre, la Fe Cristiana de Europa Occidental me había llamado la atención. Quería entender su diferencia con el Catolicismo de Occidente. Todos los años, cuando en Occidente es 14 de enero, las noticias decían "Hoy los rusos ortodoxos celebran el año nuevo" Y yo no entendía, ya eso era mucha curiosidad. No fue hasta que tome la clase de Fe Cristiana durante mis años en la Inter que pude comenzar a entender ésto. Me pareció una fe muy amena, con visiones claras y que iba bastante acorde con mi visión y amor hacia Dios, visión que para mí, el Catolicismo ya había desvíado. Después de hacer mi trabajo, me dije "algún día iré a la Liturgia a ver que tal".
Pasó más de un año, año en el que aprendí muchas de las lecciones que más me han tocado en mi vida. Fui a la Liturgia guiada por algo raro en mi intuición. Llegué, y sentí que llegué a un lugar en el que siempre debí estar. Conocí gente maravillosa, aprendí muchísimo de los inicios de la iglesia y de muchos santos cuya enseñanza es maravillosa. Poco a poco, he sido capaz de integrar a mi vida las tradiciones ortodoxas, aún así en muchas ocasiones, no vayan muy a la par con las tradiciones puertorriqueñas.
Un ejemplo de una tradición ortodoxa que le puede hacer cierto daño al puertorriqueño promedio según mi experiencia, son los ayunos, y para ser maás precisa, el ayuno de Adviento. ¿Cómo le dices a un boricua que no puede comer lechón durante el inicio de la Navidad? ¿Debe ser un poco triste verdad? Lo menciono porque los ayunos han sido la parte más difícil de mi conversión. Yo no como cerdo, así que durante la navidad no es un sacrificio, pero me duele muchísimo dejar los lácteos, cuando de eso se trata el comer mantecado.
Todo lo demás, se me ha hecho bastante fácil. En Agosto del 2010 fuí bautizada. Mi nombre dentro de la Iglesia Ortodoxa es Vida. Sinceramente, me gusta tanto como mi nombre de pila, pero intento mantener el mejor balance para alejar a Vida, el ser espíritual de Brenda, que es mi ser terrenal claro está.
Pues, creo que ya expliqué porque me convertí en ortodoxa y si tienen alguna otra duda, sientánse con la libertad de preguntar.